MORIHEI UESHIBA

“La gente dice a menudo que yo he creado el Aikido a partir de la práctica de otras artes marciales. Pero la vía del Takemusu es diferente. Ha nacido del orden de Kami, y yo no he hecho más que seguirla y trasmitirla a otros. Yo no he creado el Aikido. El Aikido es la vía del Kami y debe formar parte de las leyes universales. La historia del Aikido se remonta a la creación del Universo. ¿Crees que un ser humano es capaz de crear tales leyes?. La inteligencia humana es demasiado limitada para comprenderlas. Si nos olvidamos de dar gracias al Kami, nuestra vida no tiene ningún valor. Si nos olvidamos los procesos y la función del universo, estamos perdidos”.

Morihei Ueshiba

Estas palabras reflejan lo que significaba el Aikido para Ueshiba. Él no se apropiaba de la “creación” del Aikido, y está es una gran pista de lo que verdaderamente es el Aikido. A menudo decimos o escuchamos hablar de que tal o cual maestro es el creador de tal arte marcial o tal estilo. Analizando el texto anterior podemos llegar a la conclusión de que nadie crea nada, las cosas ya son, sólo son descubiertas. Decimos entonces que Morihei Ueshiba es el fundador del Aikido, queriendo decir de esta forma que es quien estableció las bases del entendimiento de los principios universales a través de los movimientos del budo.

El 14 de diciembre de 1883, en el distrito de Motomachi de la ciudad de Tanabe, prefectura de Wakayama, nació Morihei Ueshiba, el cuarto de cinco hijos y único varón que tuvieron Yoroku Ueshiba y Yuki Itokawa. Su nacimiento fue prematuro, por lo que era un niño de constitución débil y enfermiza.

En la región de Kumano circulaban las historias milagrosas sobre el gran maestro budista Kobo Daishi, fundador de la secta de budismo shingon. Por tal motivo a los siete años, el pequeño Morihei fue enviado a Jizodera, un templo budista cercano en donde comenzó a estudiar los clásicos del confucionismo y las escrituras budistas. Tratándose de un alumno tan joven, mostraba especial interés por la meditación, las ceremonias y las plegarias de esta secta esotérica. Por otra parte, su padre, un hombre fuerte y vigoroso, se sentía preocupado por la excesiva inclinación espiritual de su hijo, por lo que lo alentó a disciplinar y fortalecer el cuerpo a través de la práctica del sumo y la natación.

Durante los años siguientes, el joven Ueshiba recibió una educación excelente en la escuela primaria de Tanabe. A los trece años ingresó en la recién establecida Escuela Media de la Prefectura de Tanabe, sin embargo, antes de graduarse, optó por cambiarse al instituto Yoshida Abacus, en donde aprendió matemáticas a través del ábaco. En poco menos de un año sus progresos habían sido tan significativos que fue nombrado profesor asistente en el instituto y posteriormente al recibir su diploma comenzó a trabajar en la oficina de impuestos de Tanabe, realizando entre otras funciones, la tasación de los valores de la tierra.

En la primavera de 1901 renunció a su puesto en la oficina de impuestos, y se trasladó a Tokio, en donde comenzó trabajando como empleado interino en el distrito comercial de Nihonbashi. Posteriormente fundó el almacén Ueshiba, una librería con artículos de escritorio y materiales escolares, para la que contrató a varios vendedores. Debido a su creciente interés por el Budo, aprovechó su estancia en Tokio, para estudiar en la escuela Kito de Ju Jutsu y en la escuela Shinkage de Ken Jutsu. Al poco tiempo en 1902 enfermó de Beriberi y se vio obligado a ceder el negocio a sus empleados, regresando a Tanabe, donde una vez curado, se casó con Hatsu Itokawa, una amiga de la infancia. Las responsabilidades de la vida familiar fortalecieron el sentido profundo de las responsabilidades sociales que su padre le había inculcado. Convencido de que el cambio sólo podía ocurrir a través de la acción, Ueshiba comenzó a participar en proyectos de reforma social. Por esa época se aprobó una ley que favorecía a las grandes flotas comerciales en detrimento de los pequeños grupos de pescadores costeros del distrito en el que vivía Ueshiba. Oponiéndose a dicha ley, se sumó a una campaña que reclamaba su revisión y participó en una manifestación en Iso, un pequeño pueblo de pescadores. Gracias a su colaboración, se resolvió el problema lo que a su vez le valió cierta notoriedad en la región.

En 1903, a los veinte años, Ueshiba se enroló en el ejército y sirvió en el 37° regimiento de la cuarta división de Osaka.

Atrajo enseguida la atención de sus superiores por su modo sacrificado de trabajar y su extraordinaria habilidad. Era tan rápido en el manejo de la bayoneta que quienes lo miraban no podían comprender cómo se las arreglaba para derribar a sus adversarios en un abrir y cerrar de ojos.

Con motivo de la guerra ruso-japonesa se entretejieron muchas historias en torno a su destacado valor y sus camaradas le pusieron el sobrenombre de "soldado kami". Conscientes de que irradiaba el carisma de un general, sus superiores le ordenaron inscribirse en la escuela de oficiales. Pero en 1907, tras cuatro años de servicios leales, prefirió separarse del ejército y regresar con su familia a Tanabe. Volvió con un diploma de la escuela de sable de Yagyu que había obtenido entrenándose en sus horas libres, suscitando el respeto y la admiración de todos quienes habían servido a su lado. A su regreso a Tanabe, se dedicó a los servicios públicos y trabajó por el beneficio de la comunidad en el seno de la cual alcanzó una destacada popularidad debido a su honestidad y abnegación.

Durante este período (1907-1909), su padre contrató al judoka Kiyoichi Takagi, que estaba de visita en Tanabe, para enseñar a Morihei, y convirtió el granero familiar en un dojo. Aquí fue donde Morihei aprendió el estilo de judo del Kodokan. Hay que decir que está información es un tanto dudosa, si bien es extraída de la biografía de Morihei Ueshiba realizada por su hijo Kisshomaru, en ese entonces Takagi tendría entre 13 y 15 años de edad. Por otra parte Morihei también continuó asistiendo al Nakai Dojo y recibió un certificado de la escuela Goto.

En 1912 el gobierno japonés anunció la puesta en marcha de un proyecto para repoblar Hokkaido, situada al norte de Japón, y fomentar la radicación de colonos. El objetivo de la operación era desarrollar el espacio habitable y cultivable de la isla, cuya situación estratégica interesaba a las autoridades rusas de la época. Tentado por la aventura y el deber, Ueshiba, que por entonces tenía veintinueve años, reunió a un grupo de 80 personas procedentes de 54 familias de su región con las que fundó Shirataki en el condado de Monbetsu, en Hokkaido.

Al principio esta tierra fría e inhóspita resistió los encarnizados esfuerzos de los recién llegados. Tormentas y nevadas azotaban la zona y hacían casi imposible la explotación del bosque. Los trabajos de labranza sufrían la interrupción de lluvias glaciales y durante los dos primeros años vivieron en refugios improvisados sin cosechar fruto alguno de su dura labor. La moral de los colonos había alcanzado su nivel más bajo, pero Ueshiba, animado por un optimismo a toda prueba, trabajaba sin aliento, alentaba a sus compañeros de aventura y se avocaba con una determinación inquebrantable a la búsqueda de ayudas financieras para aliviar las limitaciones de la escasez.

Dos años después la tierra dio las cosechas tan esperadas y los pioneros se dieron cuenta de que al fin la región era habitable. Fue Ueshiba quien ideó todos los proyectos: cultivo de menta, explotación forestal, cría de caballos, cooperativa lechera. Lo llamaban "el rey de Shirataki" y la gente acudía a consultarlo cuando se encontraba en problemas. Más tarde, al ser elegido para el consejo municipal, favoreció la prospección de los recursos mineros del subsuelo. En 1915 conoció a Sokaku Takeda, maestro de la escuela Daito de Ju-Jutsu, durante un viaje que éste efectuó por la zona. Muy impresionado por la técnica de Takeda, Ueshiba continuó su búsqueda del Budo a través del estudio de la Daito Ryu.

En noviembre de 1919 recibió la noticia de que el estado de salud de su padre era muy crítico. Se marchó de Hokkaido, cediendo todas sus tierras al maestro Takeda a cambio de su valiosa enseñanza. En el transcurso del viaje le comunicaron que un maestro de Omoto-Kyo, nueva secta Shinto, llamado Onisaburo Deguchi, se encontraba en Ayabe, cerca de Kyoto. Este maestro practicaba el Chinkon Kishin, Vía que permite la comunicación con el espíritu divino del Kami a través de la meditación prolongada. Con la esperanza de interceder en la curación de su padre, gracias a sus plegarias, se dirigió a Ayabe, permaneciendo allí hasta el 28 de diciembre. Pidió a Onisaburo que rezara por su padre, a lo que éste contestó: “Tu padre está bien como está”. Estas palabras hicieron calaron hondamente en Morihei.

Al regresar a Tanabe, supo que su padre había muerto cuatro días antes. Profundamente apenado, pasó muchos meses orando y meditando. Poco a poco sus pensamientos volvieron a orientarse en torno a Deguchi y su enseñanza revolucionaria de los valores espirituales tradicionales. Es así que se traslada a Ayabe con su familia y asumió la vida religiosa del Omoto Kyo. Deguchi lo quería y respetaba, confiándole muchas responsabilidades. “Deberías consagrar tu vida al Budo. Tienes dentro de ti una fuerza que puede mover montañas. ¡Hazlo!".

Obtuvo una casa detrás de la escuela primaria, dentro del recinto sagrado de la Omoto-kyo y allí vivió durante ocho años hasta su traslado a Tokio en 1928. A raíz de los consejos de Deguchi, Ueshiba convirtió parte de su casa en un dojo que tenía 18 tatamis, dando inicio así a la “Escuela Ueshiba" de artes marciales. Se dedicó a enseñar principalmente a los adeptos del Omoto Kyo, aunque su prestigio como maestro se extendió rápidamente y el número de personas no seguidores de la Omoto-kyo que se apuntaba a la Academia Ueshiba empezó a crecer, e iban a entrenar allí muchos marinos de la cercana base naval de Maizuru.

Por desgracia, el primer año de estancia de Morihei en Ayabe se vio marcado por otras tragedias personales: perdío a sus dos hijos varones, víctimas de una enfermedad; Takemori murió en agosto con tres años de edad, y en septiembre murió su segundo hijo, Kuniharu, con un año de edad.

El 11 de febrero de 1921, sin previo aviso, las autoridades cayeron sobre la secta, lo que más tarde fue conocido como el Primer Incidente Omoto, y varias personas, incluido Onisaburo, fueron arrestadas. Afortunadamente, el incidente no afectó a la Academia Ueshiba. Ese mismo año también se produce el nacimiento de Kisshomaru Ueshiba, quien posteriormente se convertiría en su sucesor y segundo doshu.

A lo largo de los dos años siguientes Morihei intentó ayudar a Onisaburo, que había sido liberado bajo fianza, a reconstruir la Omoto-kyo. Se hizo cargo de la administración de cerca de novecientas tsubo de tierra de Tennodaira, trabajándola a la vez que continuaba enseñando en la Academia Ueshiba. Así podía realizar en su vida diaria la creencia de que hay una unidad esencial entre las artes marciales y la agricultura algo que estaba muy cerca de su corazón y que fue un tema recurrente a lo largo de su vida.

En torno a esta época la práctica de Morihei de las artes marciales comenzó gradualmente a adquirir un carácter espiritual, viéndose cada vez más absorbido por el estudio del kotodama, lo que le condujo poco a poco a romper con las formas de la Yagyu-ryu y de la Daito-ryu jujutsu, y a desarrollar su propio enfoque, utilizando unificadamente los principios aplicados y la técnica para romper las barreras entre la mente, el espíritu y el cuerpo. Esta concepción fue llamada formalmente en 1923 “aiki-bujutsu”, pero se dio a conocer al público en general como Ueshiba-ryu aiki-bujutsu.

El 13 de febrero de 1924 inicia su viaje con Deguchi a Manchuria, una región histórica ubicada al noreste de China, con el propósito de fundar un centro espiritual para “una cooperativa mundial de gentes de las cinco razas y colores”, aplicando los principios del Omoto Kyo, según los cuales todas las enseñanzas tienen el mismo origen. El viaje estuvo plagado de incidentes, con enfrentamientos con bandidos y soldados. Sin embargo, Ueshiba había desarrollado por ese entonces una sensibilidad espiritual tan profunda que en cuanto alguien le apuntaban con un fusil, percibía la agresión bajo la forma de un resplandor blanco que precedía a la bala, Él mismo describía así su experiencia: “Antes de que el adversario pudiese apretar el gatillo, su intención de matar se manifestaba en una bola de luz espiritual que volaba hacia mí. Si yo evitaba la bola de luz, ningún proyectil podía alcanzarme”.

Tras regresar a Japón en 1925, Ueshiba se interesó en el estudio de técnicas de lanza (Sojutsu). Se entrenaba día y noche utilizando sus propios métodos en el plano físico, así como en el espiritual. Intentó reanudar su vida anterior de unificación de las artes marciales y de la agricultura, enseñando en la Academia Ueshiba y en la granja Tennodaira. Sin embargo, las cosas ya no eran igual. Le había afectado profundamente la expedición a Manchuria, en particular las experiencias de enfrentarse a la muerte ante los disparos, y poder ver fogonazos de luz que indicaban el camino de las balas. El descubrimiento de este sentido intuitivo fue una experiencia profunda para Morihei, y a su vuelta a Japón se encontró frecuentemente en situaciones en las que sentía manifestaciones de una fuerza espiritual. En la primavera japonesa de ese mismo año, Ueshiba conoció a un oficial naval, maestro de kendo, quien lo retó a un duelo, venciéndolo sin llegar a luchar, porque podía sentir la dirección en que irían los ataques antes de que el sable de madera del oficial le pudiera golpear. Inmediatamente después de este encuentro se fue a lavar a un pozo, donde experimentó una completa serenidad de cuerpo y de espíritu. De repente se sintió bañado de una luz dorada que descendía del cielo. Era una experiencia única para él, una revelación, y se sintió renacer, como si su cuerpo y su espíritu se hubieran vuelto de oro. En ese momento supo que el universo y él mismo formaban una misma unidad, y llegó a entender, uno por uno, los principios filosóficos en los que se basa el aikido.

Muy pronto su habilidad marcial alcanzó un nivel casi sobrehumano. Después de un período de entrenamiento especialmente intenso y durante un ejercicio de meditación y purificación, experimentó otra revelación de lo que había buscado a lo largo de toda la vida. El espíritu del universo envolvió su cuerpo en una luz transparente, comprendió la esencia de ki (fuerza de la vida universal) y que la fuente del Budo es, ante todo, el espíritu de protección.

“El Budo no consiste en derrotar al adversario por medio de nuestra fuerza. Tampoco es una herramienta para provocar la destrucción del mundo. El verdadero Budo consiste en aceptar el espíritu del Universo, salvaguardar la paz en el mundo, proteger y favorecer el crecimiento de todos los seres”. Morihei Ueshiba

Fue así como comprendió que era más adecuado llamar a su obra aiki-budo que aiki-bujutsu. Al cambiar el ideograma “jutsu” por el ideograma “do” cambia el significado de la palabra. Pasa de significar “unión de la energía de la técnica del guerrero” a “camino de la unión de la energía del guerrero”. Cuando el Aiki-budo se hizo más conocido atrajo a un número de seguidores distinguidos, entre ellos al Almirante Isamu Takeshita. En el otoño de 1925, Morihei fue invitado a visitar al almirante en Tokio. Se alojó en la residencia del antiguo Primer Ministro Gombei Yamamoto, donde realizó demostraciones de artes marciales ante un número de dignatarios, que quedaron muy impresionados. Morihei también estuvo veintiún días enseñando artes marciales en el Palacio del Príncipe de la Corona.

En la primavera de 1926 volvió a ir a Tokio tras la invitación del Almirante Takeshita. Enseñó en la Corte Imperial y en el Ministerio de la Casa Imperial, así como al personal del ejército y de la marina y a gente relacionada con el mundo de las finanzas.

En febrero de 1927, habiendo recibido una nueva invitación del Almirante Takeshita, Morihei sintió que no tenía más remedio que dejar Ayabe por tercera vez. Con la bendición de Onisaburo, decidió trasladarse permanentemente y dedicar sus energías únicamente a establecerse en Tokyo como maestro de artes marciales. Después de dos años en alojamientos provisionales, Morihei se trasladó a una casa cerca del templo Sengaku, en Kuruma-cho donde convirtió dos habitaciones de ocho tatamis en un dojo. Entre sus alumnos se encontraban Isamu Fujita, Shoyo Matsui, Kaizan Nakazato y el actor de kabuki, Kikugoro Ennosuke VI.

Con la ayuda de numerosos simpatizantes, en 1930 se ampliaron las facilidades temporarias para el entrenamiento con el fin de incluir espacio para un tatami de más de 45 metros cuadrados. La sala de prácticas fue denominada Kobukan dojo y situada en el distrito de Shinjuku, en Tokio. Dojo es el lugar donde se realiza el estudio de la Vía mientras que Kobukan indica la búsqueda de la verdad a través de la trascendencia de la consciencia humana ordinaria. Ese año Jigoro Kano, fundador del Kodokan Judo, efectuó una visita al dojo. Tras observar la habilidad del Maestro Ueshiba expresó, “Éste es mi ideal en Budo”, y decidió enviar al centro a dos de sus estudiantes. Muchos de los jóvenes practicantes de judo acudieron a la escuela de Ueshiba. Uno de ellos era Kenji Tomoki, líder del club de judo de la Universidad Waseda. Tiempo después Tomiki desarrolló el estilo aiki-jutsu, que incluía combates de competición. Al mismo tiempo, Gozo Shioda, maestro de Yoshikan Aikido, estudiaba como aprendiz del Fundador.

Otra visita memorable en 1930 fue la del General de División Makoto Miura, que se mostraba escéptico ante el nuevo budo y visitó el dojo con el único fin de vencer a Morihei, sin embargo, el fundador resolvió tan claramente las dudas de Miura, que éste se apuntó como alumno en el acto. Posteriormente, a petición de este mismo general, Morihei se convirtió en instructor de la Academia Militar Toyama.

No resultaba nada sencillo incorporarse al dojo. Sólo se aceptaba como alumno a quien disponía de dos recomendaciones de peso, los entrenamientos eran tan intensos y exigentes que el dojo fue bautizado como “dojo del infierno”. Muchos personajes famosos, militares de alto rango, funcionarios gubernamentales, profesores y artistas, ingresaron en la escuela Ueshiba, y a través de estos contactos, el Fundador enseñó a fuerzas policiales y funcionarios de la Corte imperial.

En 1932 el Maestro Ueshiba estuvo muy ocupado con entrenamientos y demostraciones. Otros dojos se abrieron en diversas áreas de Tokio, Kioto y Osaka. El Aikido se difundía rápidamente por Japón. Morihei también enseñaba en cuarteles de policía en el área de Osaka por recomendación de uno de sus seguidores, Kenji Tomita, jefe de policía de la prefectura de Osaka, y posteriormente gobernador de la Prefectura de Nagano y secretario del Gobierno. Además, se dedicaba cada vez más a dar clases en el Periódico Asahi, en Osaka, y, a través del Club Industrial de Japón, tuvo ocasión de enseñar a gente del mundo financiero. Ese mismo año se fundó la Sociedad Japonesa para la Promoción de las Artes Marciales, y en 1933 Morihei se convirtió en su presidente. En mayo de 1933 se creó una sala de entrenamiento, llamada Takeda Dojo, en la Prefectura de Hyogo. Docenas de estudiantes fueron a vivir allí, poniendo en práctica el ideal del fundador de unir las artes marciales y la agricultura.

En 1941, el aiki-budo fue incorporado al Butokukai, una organización gubernamental que reúne a todas las artes marciales en una sola organización. Morihei nombró a Minoru Hirai como representante y director de la Sección Aiki del Butokukai. Fue en torno a esta época cuando se empezó a utilizar por primera vez el nombre de Aikido. Como reacción a la naturaleza provisional de las nuevas medidas, llevadas a cabo en época de emergencia, por las que el aikido se vio reducido a una sección del Butokukai, y con el fin de conservar para las generaciones futuras el espíritu del budo que había creado Morihei restableció las bases organizativas del aikido en la Prefectura de Ibaragi.

En 1942, tras el estallido de la guerra del pacífico, en plena escalada de operaciones militares japonesas, Ueshiba se entristeció por el abismo que se interponía entre sus ideas de paz y cooperación y la situación internacional. En compañía de Hatsu, su esposa, se dirigió a la ciudad de Iwama, en la prefectura de Ibaraki, dejando a cargo del Kobukan a su hijo Kisshomaru y a Koichi Tohei. En Iwama se dedicó a labrar la tierra para su posterior cultivo y construyó un dojo al aire libre y un santuario de Aiki que le serviría como lugar de retiro espiritual. El Fundador recuerda haber declarado en aquella época que “El ejército comprende un número creciente de individuos que se sirven ciegamente de su poder. Han olvidado que es necesario socorrer a los que sufren. Son un puñado de locos que desfilan exhibiendo su violencia, su intolerancia y su amor a la destrucción. ¡Cómo pueden ser tan idiotas para atentar contra la Naturaleza y la voluntad del Kami!”.

“La Vía del Budo insufla nueva vida a esta fuerza universal de donde nacen todas las cosas. La armonía, el amor y la cortesía son los elementos esenciales del verdadero Budo, pero los que detentan el poder hoy en día no piensan sino en jugar con las armas. Creen equivocadamente que el Budo es un instrumento de violencia y destrucción y desean utilizarme para conseguir sus fines. Me siento muy alejado de semejante estupidez y no tengo intención de convertirme en su instrumento, Retirarme es mi única salida.”

El Fundador permaneció fiel a sus ideas y continuó enseñando la Vía del Budo, que para él comprendía también el cultivo de la tierra, “La senda del Budo se halla en la unión del Budo y la agricultura, Es esencial poner en práctica la producción de la fuerza vital a través del Takemusu Aiki.”

Durante, y una vez acabada la guerra, el Maestro Ueshiba se dedicó a la agricultura y buscó la perfección del ideal del Takemusu Aiki. Estaba profundamente convencido de que la tarea de un samurai auténtico era construir un mundo de paz y proteger toda forma de vida. Afligido por los horrores de la guerra, dedicaba muchas horas a la oración. Había alcanzado un grado de consciencia espiritual difícil de emular y vivía casi sin ningún ingreso económico, efectuando sus ejercicios y trabajando la tierra.

En 1948 Japón comenzó a recuperarse de las catastróficas consecuencias de la guerra y los norteamericanos levantaron la prohibición que regía sobre la práctica de artes marciales. Puesto que hacía hincapié en la paz y la búsqueda de la verdad, el Aikido fue autorizado a reemprender un papel activo en la sociedad, y la vieja fundación Kobukan se convirtió en el actual Aikikai, dirigido por Kisshomaru Ueshiba, hijo del Fundador. Su padre, desde entonces llamado O Sensei (Gran Maestro), residía todavía en Iwama, llevaba una vida de Budo, trabajaba en la granja y seguía con su programa de entrenamientos y plegarías por la paz mundial, De vez en cuando acudía a Tokio, a petición de sus alumnos, para dar conferencias y enseñar la técnica.

Hacia 1959 el Aikido ya se practicaba por todo Japón y el prestigio de O Sensei se había extendido al extranjero. La cantidad de practicantes aumentaba continuamente y algunos de sus discípulos difundieron su enseñanza fuera de las fronteras japonesas. Todos los que estuvieron en contacto con O Sensei, incluso por unos instantes, quedaron cautivados por su nobleza, su fuerza espiritual y la pureza radiante de su compasión. En una época en la que Japón estaba en plena expansión económica, muchos renunciaron a una carrera profesional o el bienestar material para dar a conocer el Aikido de O Sensei, para transmitir al gran público esta plegaria por la armonía y la paz a una escala jamás conocida en la historia del Budo. Entre los discípulos de Ueshiba que ayudaron a difundir el Aikido se destacan: Kisaburo Osawa, Shigenobu Okumura, Hiroshí Tada y Sadateru Arikawa. Mención especial merece Seigo Yamaguchi, que abandonó una carrera muy promisoria por ayudar al Aikido. Morihiro Saito, cumplió con la importante función de cuidar de O Sensel en Iwama, Y Koichi Tohei fue el primero en introducir el Aikido en Estados Unidos.

Numerosos shihan dedicaron cantidades extraordinarias de tiempo y dinero a la creación de dojos en Japón. Personalidades ricas e influyentes contribuyeron también a la expansión del Aikido. Pero no debemos olvidar los esfuerzos de miles de practicantes anónimos que formaron la base y el soporte del Aikido.

El 26 de abril de 1969 se apagó la vela del Gran Maestro Morihei Ueshiba, Ese mismo día el gobierno japonés le otorgó la Orden del Tesoro Sagrado, la condecoración más valiosa de las que haya recibido el fundador y promotor del Aikido.

Dos días antes de morir, tras incorporarse en la cama y mirando a sus alumnos reunidos a su alrededor, dijo, “No se inquieten por este viejo. Toda vida física es limitada. El cuerpo se transforma, pero el espíritu nunca muere. Muy pronto entraré en el mundo espiritual pero aún deseo proteger a este mundo. Ahora dejo esta tarea en sus manos”. Después de meditar algunos minutos prosiguió, “Todos mis alumnos deben recordar que yo no he creado el Aikido. El Aiki es la sabiduría de Dios y el Aikido es la Vía de las leyes que él ha creado”

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